Terapia de pareja
La energía eléctrica se fue desde en la tarde
y la noche nos sorprendió empapados en sudor.
Fue durante la canícula, julio del 87
habíamos reñido el día anterior
y no se avizoraban, ni aceptación de culpa, ni reconciliación
y encima el fastidiode soportar el calor sin ventilación.
Los hielos del refrigerador pronto se agotaron derretidos o consumidos.
y la ropa de dormir fue expulsada.
Tal vez al unísono pensamos en la regadera
pues al mismo tiempo estábamos frente a la puerta del baño.
Y entonces se produjo la fórmula mágica.
- Tú primero.
- No mejor tú.
Y a este diálogo siguieron señales de contrición
de culpas, de tolerancia, y sobre todo de amor:
Nuestros cuerpos se enlazaron en empapada fusión
mientras el agua se comportaba como catalizador.
Y aplicamos por buen tiempo la lección que nos quedó:
Una ducha compartida disipa cualquier tensión.
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